sábado 6 de noviembre de 2010
Publicado por Eloy Jáuregui
Fuente: La Columna retorcida de Diario 16Me amotina. Para bien, la foto que rescata Heduardo. Mario Vargas Llosa tiene 18 años (1,954) y escribe en una vieja máquina Remington en la redacción de La Crónica. Luce el mismo perfil. Narigudo y dientes de conejo. Camisa manga corta, reloj, lapicero en el bolsillo y la mirada amarrada a esa cuartilla palpitante –supongo— en medio del tráfago del diario, que aguarda la escritura de esa impronta que, pasados casi 60 años, hoy se erigen como la mejor del mundo.
El texto vargallosiano no tiene nada de enigma. Al contrario, es calistenia escribal, lecturas pasionales, rigor por la precisión en la información. Aquello que se le exige a todo periodista. La ecuación es: disciplina, severidad y una pizca de talento. Cito a MVLl en esta ‘caza’ de citas quien parafrasea a Flaubert: “Escribir es una manera de vivir y esa sentencia es absolutamente exacta. Mi manera de vivir es escribir, mi vida entera está organizada en torno a mi trabajo. Yo nunca dejo de escribir”. ¿Flaubert? ¿Sabrá algún profesor de colegio quién diablos es Madame Bovary? Bien, el escritor francés es (fue) la luz de Vargas Llosa. ¿Un maestro de escuela sabe de “La orgía perpetua”? Lo dudo, como cantan Los Panchos.
En otra foto lo veo a sus setentaitantos años en el Congo –acopiando información para su reciente novela “El sueño del celta”. Entre ésta y la otra foto pasó un poco más de medio siglo. ¿Escribiendo? Sí. Y sigue. Y es admirable. Y es ejemplo. No comparto sus ideas políticas. Ya habrá tiempo para ese desahueve. Pero como periodista, MVLl es irreprochable. Y como deicida –ese que niega la creación de Dios— es genial al fundar un universo propio. Cito: “El hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil. Su piel era oscura, sus huesos prominentes, y sus ojos ardían con fuego perpetuo…”. Carajo, ni la Biblia.
Vallejo y Mariátegui fueron antes que cualquier cosa, también periodistas. ¿Merecían el Nobel? Sí. Entonces me aseguro: El periodismo mejora la calidad de vida e incluso, educa. ¿Y en el Perú de hoy? Otra vez, en bolero, lo dudo. Qué hacer como diría Lenin. Leer a Flaubert y harto Vallejo. Pensar que se puede ser feliz trabajando en periodismo. Qué sea una pasión. Que obligue a ser honesto. Que disuelva las intolerancias. Que nos atiborre de sensibilidad, ternuras y libertad. ¿Se puede? Sí. MVLl lo acaba de instituir.
“Escribir es una manera de vivir y esa frase para mi es absolutamente exacta. Mi manera de vivir es escribir, mi vida entera está organizada en torno a mi trabajo. Yo nunca dejo de escribir”.
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