lunes, 21 de septiembre de 2009

Consejos para ser un buen padre..de un hijo

Dom. 20 sep '09
Enséñale a caer

Perú21

Lamento no poder ser, esta vez, tu solución, joven guerrero. A mal árbol te arrimas, yo he de ser el menos indicado para ayudarte en este caso. Sabrás perdonarme pero yo tampoco tengo la menor idea de que hacer ni por dónde comenzar. Yo tampoco sé cómo diablos se hace para criar a un hijo. Además, ni falta que hace porque, a estas alturas, me queda claro que no lo voy a tener, de modo que lo único que se me ocurre –en este instante en que te quiero más que cuando aún no eras papá– es escribirte esta lista de todo lo que yo NO haría.
Autor: Beto Ortiz

Nunca emplees –con tu hijo– la palabra “obedecer” porque es un verbo indigno que denigra hasta a quien lo usa. Nadie es tan sabio que merezca ser obedecido. Enséñale, más bien, a dudar, a cuestionar, a rebelarse contra todo lo que le parezca injusto, sucio, cruel o falso. Anímalo a ponerse siempre del lado del que va perdiendo, del que se está llevando la peor parte, a proteger al pequeño y al frágil: al anciano, al pobre, al enfermo, a la flor, al niño, al perro. Y a serles fiel.

Enséñale, por supuesto, a pelear por lo que cree. A guerrear como un loco por la verdad a como dé lugar, al precio que sea, hasta las últimas consecuencias. A creer en la gente que la busca y a dudar de la gente que la encuentra. Nunca prohíbas, convence. Nunca des órdenes, plantea siempre un gran abanico de alternativas. En lugar de pretender decirle lo que tiene que hacer, cuéntale tu experiencia: dile lo bien o mal que te fue en la misma situación y después déjalo solo. Que sea valiente y que decida solito. No le impongas tus opiniones. No le impongas tus afectos. No le impongas tus gustos. No le impongas tu religión. Ahórrale la mayor cantidad posible de miedos y de culpas y lo habrás librado de una inmensa carga de dolor completamente innecesario.

No emplees nunca la palabra “cállate”. Jamás grites, ni golpees, ni castigues. Enséñale, más bien, que el que grita más es siempre el menos fuerte, que el que más maldice es siempre el menos temible, que el que insulta más es siempre el más imbécil.No dejes de abrazarlo y besarlo sin falta todos los días. La certeza de que tú lo quieres más que a nada en este mundo será una razón para aprender a quererse primero y para (intentar) querer a los demás, después.

No dejes de abrazar y besar a tu mujer delante de él, quiéranse siempre a la vista de todos pero cuando tengan ganas de pelear, esperen hasta que él se haya ido a la escuela y peléense en privado. No te permitas jamás, bajo ninguna circunstancia, la suprema cobardía de ofender ante él a su mamá. Recuerda que la madre es lo más sagrado y da la casualidad de que –antes que tu mujer– ella va a ser, sobre todas las cosas, su mamá. Suficiente confusión hay en la vida de los niños como para empeorarla con nuestras frustraciones, nuestros celos, nuestras deudas impagas y con toda nuestra mierda adulta.

No toleres nunca en tu casa el dudoso lujo de la violencia, lo único que lograrás será hacer miserable su niñez y cuando crezca y se convierta en la atroz catástrofe que tan primorosamente cultivaste, te devanarás los sesos preguntándote qué hiciste mal. No tengas miedo de mostrarte débil, falible, imperfecto, equivocado, triste, roto, humano. No te avergüences de contarle tus miserias, tus traiciones, tus flaquezas, tus derrotas. Si le hablas con el corazón en la mano, desarrollará un espíritu solidario y compasivo y será capaz de hacerlas suyas también, aprenderá a no sentirse con derecho a reclamarte, a juzgarte y condenarte.

No te avergüences de mirarlo a los ojos si un mal día te abraza el infortunio y te ves obligado a cambiarlo de colegio, a mudarte a una casa más chiquita, a vender el carro, a dejar de ir al cine, a comer menos lomo y más grated de atún. Si eso ocurriera –toca madera, claro– pero si eso ocurriera, díselo sin pena ninguna, dile que esta carretera en que viajamos nunca va en línea recta y que siempre habrá tramos que te sorprenden con súbitas curvas e intempestivas bajadas. Y si por el contrario, los dioses te bendicen y contigo la vida se ríe a carcajadas, tampoco se lo enrostres todo el tiempo, no le saques en cara que él tiene todo lo que tú nunca tuviste o que está –por eso– obligado a ser mucho mejor que tú. (Fíjate en la ridícula soberbia que encierra tamaño desafío). No lo obligues nunca a terminar la sopa apelando al hambre que tienen los niños del África a menos que tengas planeado animarlo a donar un porcentaje de sus propinas.

Dale todo lo que necesite, pero tampoco mucho más. No olvides recalcarle que a los niños no se les diferencia por las marcas de sus zapatillas. Enséñale –por encima de todo– esa extraña alegría que solo se encuentra en el dar. Déjale muy en claro que cuanto menos tienes más libre eres, que –al final– tener no tiene absolutamente ninguna importancia. No olvides enseñarle también a buscar la belleza. Entrénalo para encontrarla a cada paso en la perfección de la naturaleza o en el caos y aún en los lugares más insospechados. Por ejemplo: en su país, en el color de sus ojos, en la tristeza, en el silencio, en su interior.

Nunca censures su curiosidad, no escatimes elogios a su gracia, talento o brillo, jamás silencies sus pasiones. No lo vigiles. No lo espíes. No lo invadas. Jugar es una actividad muy seria que requiere de la más absoluta privacidad. No le mientas nunca, ni para salir en defensa de un héroe de la patria, ni para hacerte negar en el teléfono, ni para justificar la imperdonable inasistencia de Papa Noel. Tampoco para intentar maquillar en algo los tramos menos admirables de tu biografía. Responde siempre con la verdad a todas sus preguntas, incluso a las más pendejas.

Muéstrate siempre ante él gloriosamente desnudo, sin rubores, sin temores, en todo el esplendor de tu imperfección. Que no se olvide nunca de que su mente es el único paracaídas con que cuenta y que solo lo salvará si logra que se abra a tiempo. No le digas que tiene que leer libros, mejor asegúrate de que, en casa, siempre te vea leer. No le digas que estudie, haz que sea testigo de la pasión con que haces lo que sea que hagas en la vida para ganarte los frejoles.

No le digas de qué alegrarse, de qué indignarse, a quién admirar y de qué compadecerse. Deja que lo aprenda solo –por imitación o por oposición– viéndote batallar, viéndote sudar, viéndote insistir. Viéndote triunfar y celebrar y también fracasar con toda el alma y volver a empezar todas las veces que sea necesario.

Enséñale, por supuesto, a perder, que eso es algo que nos va a tocar hacer una y mil veces. Enséñale a fallar, a sufrir, a llorar, a caer.
Por lo que Dios más quiera, si solamente me vas a hacer caso en una, hazme caso en esta, guerrero: enséñale a caer.
Perú21, 20 de septiembre de 2009

domingo, 13 de septiembre de 2009

Pablo Macera y el Perú Siglo XX

Nueva Crónica del Perú Siglo XX
Por Pablo Macera

Nadie es Huamán Poma en el siglo XX; menos que nadie, nosotros. Pero sí pretendemos ser sus alumnos. Huamán Poma nos dio tres lecciones: la primera, que imagen y palabra deben ir acompañadas porque se refuerzan; la segunda, que la historia implica valoraciones pero pretende objetividad; y su tercera lección fue que toda historia verdadera es historia del presente como querían Croce y Basadre.

En esta Nueva Crónica del Perú. Siglo XX los autores hemos querido proporcionar un conocimiento actualizado del Perú. Para eso hemos seleccionado algunos temas claves sin los cuales sería imposible entender nuestra sociedad contemporánea. En todas las quillcas, suministramos información actualizada sobre cada tema de tal modo que el lector pueda diferenciar esa información de las opiniones que los autores puedan tener sobre el asunto.

En 1997 dos de nosotros –Forns y Macera– nos preguntábamos si era posible seguir el ejemplo de Huamán Poma al filo del siglo XXI. Fue así como elaboramos la primera nomenclatura de temas que luego creció hasta ser un verdadero marañón; vino después la poda.

Rocío Silva Santisteban y Luis Chávez nos acompañaron los primeros meses y recomendaron a Miguel Vidal como dibujante. Escribieron textos, que luego recreamos. Rocío escribió los textos “Sarita Colonia”, “Maltrato a la mujer” y “Señor de los Milagros”. Luis nos dejó “Migrantes”, “Diseños amazónicos” y “Empleada del hogar”. En cuanto a las quillcas, Miguel Vidal no fue el único dibujante; también participaron con sus diseños Ricardo Zegarra (“Los Migrantes” y “El Señor de los Milagros”); Aldo del Valle (“Sérvulo Gutiérrez”); Lucy Naldos (“Lima”, “Chimbote”, “Villa El Salvador”, “Comida peruana”, “Medicina tradicional peruana”, “Descubrimiento del Señor de Sipán”, “Polladas”, “Víctor Humareda” y “Revolución del transporte”); Jesús Cossio (“Inmigrantes”, “Emigrantes”, “Arequipa, la telúrica”, “Pesquería”, “Contaminación del mundo peruano”, “Segunda Guerra Mundial” y “Sida”).

La mayor parte de los títulos de las quillcas fueron realizados por Juan Zárate. Fue importante el apoyo secretaria de Sara Castro y Norma Gutiérrez durante estos tres años.

El procedimiento fue muy laborioso. Primero había que investigar sobre los temas propuestos; luego, realizar un pre–texto y revisarlo una y otra vez. Paralelamente teníamos que discutir cuáles eran los tipos de imágenes más apropiados. Vidal proponía una primera aproximación. Venía entonces un proceso en el que Forns y Macera “corregían” los dibujos propuestos para reajustarlos a las necesidades conceptuales. Fue esta una larga etapa. Las quillcas que ahora presentamos representan una parte mínima de todo lo que se hizo.

Ojalá que esta Nueva Crónica tenga mejor suerte que la Nueva Crónica del siglo XVI. Lo que ahora presentamos (aunque de menor mérito) es un trabajo colectivo que quiere dar cuenta de todo aquello que pasó en el siglo XX, con el ánimo de que algunos hechos no se repitan; como también de que otros sean por siempre.
Los Autores
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* Prólogo a “Nueva Crónica del Perú Siglo XX”. Pablo Macera-Santiago Forns e ilustraciones de Miguel Vidal. Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2 000.

MEGADIVERSIDAD
En el Perú hay de todo. En ocre, azul, gris piedra y amarillo arena. Rojo y blanco cómo no. En el pasado basta ver a Mochica, Chavín y a Cuélap. ¡Qué tanta vaina! En el Perú hay que resolver las cosas dividiendo entre más, multiplicando más recursos; elevando a potencias las potencialidades. Y por sólo hablar de la gente, aquí están de casi todos los tipos de gente que hay en el mundo. No sólo hombres provenientes de América, sino de Asia, Europa, África y Polinesia. También sus climas.

En el Perú está presente la mayoría de los sistemas ecológicos del planeta. La fauna es abundante. Han sido catalogadas 460 especies de mamíferos, 1710 de aves, 400 de reptiles, 250 de anfibios, 1200 de peces y miles de insectos y moluscos. Las llamadas especies endémicas, es decir, que sólo viven en el Perú y en ninguna parte más, llegan a 108 entre ellas 19 de mamíferos. Asimismo, de la flora peruana han sido clasificadas unas 25 mil especies, que representan el 50% de las que viven en el territorio. Cerca de centenar y medio de plantas nativas son cultivadas en el territorio. Muchas de ellas con decenas de variedades adaptadas a los diferentes pisos ecológicos, como el maíz y la papa. Otras, silvestres son conocidas y aprovechadas ya por sus propiedades medicinales, alimenticias o colorantes, ya por ser productoras de fibras, alucinógenos o saborizantes. Más de 500 especies están registradas como útiles para la industria en general. Tremendo país el nuestro.

Pero contradictorio, más que la vida misma. A veces adora lo foráneo y desprecia sin pudor lo propio “madre de hijos ajenos y madrastra de los propios”. Es paradójico, pero el Perú es así. A veces se olvida de lo mejor que tiene y se acuerda de lo que importa poco. La gente recuerda a los monos en una jaula de zoológico, apáticos, disminuidos. En la Amazonia son distintos, vivaces, comunicativos. Poco les falta para hablar a nuestros monos. A su modo, con saltos y gracias, dicen: “¡Vivan las ramas, los árboles, las frutas, el agua, la vida, los saltos! ¡Viva la diversidad, vivamos nosotros!”

ENERGÍA
La energía en el Perú se toma principalmente del petróleo y de la electricidad. También del gas, que en el futuro podría ser más importante. Otras fuentes son el carbón mineral, el bagazo de caña, la leña, la bosta y la careta. Los Andes poseen un enorme potencial hidroeléctrico del país. Los ríos peruanos tienen 80 mil kilómetros de largo y sus cauces bajan de las cumbres. Debido a la compleja orografía, a los grandes desniveles altitudinales y la abundancia de cursos de agua, la disponibilidad de energía eléctrica es alta, sobre todo, en las vertientes orientales andinas. En estos se concentra el 78% del potencial hidroenergético técnico del país, del cual sólo se aprovecha el 5%. Sin embargo, la mitad de la población peruana aún no tiene luz.

Muchos jalan la luz de postes y han muerto en el intento. En 1990 el consumo de electricidad era todavía insuficiente: 462.8 kilovatios/hora por habitante al año, muy distante de los 10.600 de los Estados Unidos, y todavía lejano de los 1.500 de la Argentina. Nuestras necesidades energéticas podrían ser cubiertas usando algo más de una cuarta parte del potencial hidroeléctrico mencionado. Desde 1886 se instaló una planta a vapor de 375 kilovatios que generaba electricidad e iluminaba algunas calles y edificios de la capital. Desde entonces la iluminación eléctrica aumentó aceleradamente, duplicándose entre 1900 y 1902.

Se construyeron, desde ese tiempo, pequeñas y grandes centrales hidroeléctricas en Lima, Chosica, Matucana, Arequipa, Cusco, Calca, Callejón de Huaylas y, la más importante, en el río Mantaro. Esta central hidroeléctrica llamada “Santiago Antúnez de Mayolo” en honor al ingeniero que la diseñó, producía en 1979 un total de 570 mil kilovatios, un tercio de toda la energía hidroeléctrica del país. Las compañías mineras también construyeron las suyas.

El servicio estuvo descuidado de manera alarmante a finales de la década del ochenta e inicios de la década del noventa, por la falta de mantenimiento de las centrales y del servicio en general, además de los atentados de Sendero y las épocas de sequía. Programas de racionamiento fueron muy comunes en las principales ciudades. También cortes repentinos debido a escasez de agua y voladuras de torres. En la década del noventa se privatizó el servicio de electricidad, con poca resistencia. ¡Ojalá a alguien se le prenda el foquito y se le ocurra la idea de cómo extender el servicio para todos los peruanos¡

GUANO
Tan rico es el Perú que hasta el excremento de sus aves vale oro.

Durante miles de años, millones de aves comían el pescado de los mares del Perú y luego botaban sus excrementos sobre las islas. Primero centímetros, luego metros, al final docenas de metros de altura, sólo de excremento. Los indios peruanos sabían que este guano era muy bueno para hacer crecer las plantas pero nadie les hacia caso fuera del país. En 1845 Europa “descubrió” el excremento peruano y se lo llevó por toneladas, en cargamontón, para que sus tierras pobres produjeran más alimento barato para sus obreros que recibían poco salario. Sin el guano, no hubiera habido revolución industrial ya que al hacer más barata su alimentación, los europeos, ahora sí podían también vender más barata su mercadería.

Las aves seguían comiendo pescado y echando guano, hasta que, a mediados de este siglo, se descubrió que no sólo se podía hacer harina de trigo sino del pescado. Hicieron polvo la sardina y anchoveta, y de paso, hicieron polvo a las propias aves que empezaron a morir. Hoy siguen con hambre y son cada vez menos.
Publicado por Pablo Macera

Alfredo Torero y los orígenes del Quechua

viernes 14 de agosto de 2009
Alfredo Torero
Un gran Peruano del Siglo XX
Por Pablo Macera



La admiración que convoca Alfredo Torero Fernández de Córdoba (Huacho 1930, Valencia España–2004) incluye a los más diversos sectores culturales o políticos. Nos unía la amistad familiar de varias generaciones. Desde muy joven Torero tuvo que enfrentarse a dificultades económicas y de salud. Coincidimos en París a principio de los sesenta. Torero, al igual que otros sudamericanos tenía el peor de los horarios en una agencia de noticias. París no era entonces una ciudad agradable, es decir el promedio parisino; quizás debido a la guerra de liberación argelina. Los extranjeros eran vistos con desconfianza aún cuando tuvieran un aspecto definidamente europeo como el de Alfredo. Con todo había momentos felices.

Una mañana visitamos juntos la Casa Maison Neuve en Saint Germain donde encontramos un raro texto Puquina. Esa felicidad de las investigaciones, los descubrimientos y los problemas científicos lo acompañaron siempre y le permitieron vencer los sinsabores de la vida cotidiana y de la acción política. Como lo dice en su última obra siempre estuvo “pensando como sanmarquino” lo que significa desde la propia Colonia evitar los convencionalismos. De regreso al Perú después de su doctorado en La Sorbona, Torero enseñó en la Universidad Agraria La Molina pero a fines de los años sesenta se produjo una ruptura y Torero fue expulsado de allí.

Varios de nosotros hicimos gestiones para su incorporación inmediata a San Marcos lo que al final ocurrió a pesar de las resistencias inesperadas y ocultas provenientes de gentes que se decían amigas. Torero era rigurosamente académico pero también muy definido en sus opiniones. Recuerdo así, a principios de los setenta, una ceremonia en el Congreso de Americanistas de Lima en la que estuvo presente el general Juan Velasco Alvarado. Para sorpresa de todos, sin que nadie lo esperase, Torero se puso de pie y habló en voz muy clara (ni fuerte, ni alta), suficiente para que todos escucharan y pidió al Presidente peruano su intervención contra la persecución política universitaria. El general Velasco Alvarado se sobreparó de su asiento y desde atrás de la mesa, en forma considerada escuchó con atención a Torero. No tenía la cara adusta ni gesto de condescendencia. Al concluir Torero, Velasco le dijo: “Lo he escuchado a usted doctor, voy a ver de que se trata”.

En 1980 empezaron los años más difíciles del Perú que no han concluido y ya tienen un cuarto de siglo. Hubo entonces quienes dijeron que era senderista. Le escuché al propio Torero decir con su habitual calma a una persona curiosa sobre sus simpatías políticas: “Yo no voy a responder a esas preguntas. Porque nadie tiene derecho de hacerlas”. Añadió luego espaciando las palabras para que fueran más claras: “Lo que sí puedo afirmar es que nunca he hecho daño a nadie”. Sin embargo fue enjuiciado como “terrorista”. Hubo entonces un juez íntegro al que visité fuera de oficina. Después de escucharme el juez dijo que él había estudiado los expedientes contra Alfredo Torero y nada había encontrado que justificara su prisión y que iba ordenar su libertad. A una pregunta mía, añadió: Esta es mi decisión como juez. Yo no puedo predecir las acciones de otros jueces en el futuro. El mensaje era muy claro: Torero debía salir del país. Por eso, una vez libre, Alfredo viajó definitivamente al extranjero primero a España, después a Holanda; para no regresar más.

En este último año 2004 hablamos algunas veces por teléfono y junto con sus hermanos examinamos la posibilidad de su regreso al país sin que fuera apresado. Varias personas con buena fe pudieron intervenir y se llegó a una fórmula ecléctica: Alfredo Torero regresaría al país y no sería apresado en el aeropuerto. Su propia familia lo llevaría al hospital del Empleado donde sin embargo habría policía de custodia. Tuvimos una última conversación sobre este punto y Alfredo Torero quedó en contestar. Después de una semana Torero hizo saber que no viajaría de vuelta al Perú. Poco después decidió salir de Holanda para España donde murió.

Para entender lo que ha significado Alfredo Torero en el desarrollo de la historia y lingüística andinas hay que situarnos a mediados del siglo XX cuando las versiones modernas de estas disciplinas se encontraban en pañales. Torero fue el primero en utilizar para el Perú los métodos de la glotocronología y medir los probables orígenes y las etapas de separación en el quechua andino. Sus primeras conclusiones nos sorprendieron a todos. Medio en burla amistosa yo le decía: “Lo que tu has descubierto es que el origen del quechua está en Huacho donde tu naciste” a lo cual el me respondió: “No estás tan lejos”. En realidad, Torero pensaba en un área inicial de interrelación costa-sierra vinculada a Huaura-Huánuco-Ancash-Pasco o Junín.

Su antecesor podría haber sido el idioma que conectó a la costa norcentral con Chavín de Huantar y la altiplanicie de Pasco que era una “plataforma para tomar desde allí todos los rumbos: norte, sur, selva, mar”. En esto como en todo fue riguroso y sabía controlar sus intuiciones iniciales. Esa misma prudencia lo llevó a contener mi entusiasmo por el Puquina a la cual él consideró como la Tercera Lengua General del Perú. Coincidimos durante un viaje al Cusco dentro de Andahuaylillas. Torero me enseñó encima del Batisterio la jaculatoria en Puquina asociada a las otras lenguas “universales” del momento (quechua, latín, aymara).

Luego en las paredes de Tipón y en el coro alto de dos pequeñas capillas me enseñó textos sorprendentes del tiempo contemporáneo: “Que el inca haga que vuelva mi mujer”, por ejemplo y otras parecidas que él copió cuidadosamente y deben estar en sus archivos personales dispersos en Perú y Holanda. Nada de esto le hacía perder su espíritu crítico. Rechazó por ejemplo mis insinuaciones sobre que debería existir una viejo componente idiomático asociado a las ideas de vida y fertilidad (Gua, Hua) presente en nociones que designan aguas y valles (Huaura, Huarmey) o de situaciones complementarios a veces por oposición (guarmi/guacho–Mujer/Huérfano) o referente a lo sagrado (Guaca). Sacó entonces de su escritorio una pequeña libreta y dijo: “Mira, he seguido esas pistas pero ...”.

Tampoco estaba de acuerdo Torero con el concepto de quechumaru (Cerrón) como agrupamiento genético del quechua y el aru. Torero prefería pensar en movimientos de convergencia que en relaciones genéticas y participaba de la prudencia de Nicols sobre convertir las coincidencias en pruebas de parentesco. A ese respecto la contribución Alfredo Torero más allá de las innovaciones metodológicas consiste en haber demostrado la necesidad de un vínculo entre la lingüística e historia. Ya que la lengua misma es un producto social no puede ser entendida solo desde aproximaciones formales.

En el caso andino hay que vincular estos fenómenos lingüísticos con los datos que proporcionan la geografía y la arqueología. Lo hizo siempre con prudencia. Los grandes idiomas andinos hoy activos (quechua, aymara) habrían co–participado en los procesos integradores de Chavin, Wari, Tiahuanaco, Incas. El de expansión más agresiva ha sido el quechua que durante centurias avanzó sobre espacio arus “en una especie de persecución que lleva más de mil años”. Quizás el éxito Quechua se deba a que ha sido desde antiguo un idioma de contactos que según Torero le impartieron cánones de sencillez y de regularidad desde su etapa protolengua.
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El Quechua y la Historia Social Andina, el libro que hoy se publica por segunda vez fue escrito a mediados de los setenta en difíciles circunstancias para Alfredo Torero y gracias al auspicio muy generoso y oportuno de la Universidad Ricardo Palma, representado en aquella coyuntura por Edmundo Guillén, Mario Villarán y Wilfredo Kapsoli. El propio título escogido por Torero resume sus criterios y métodos: considerar a la lengua dentro de un contexto mayor histórico social.

Empezaba Torero por advertir que el quechua se había convertido desde la Colonia y República en un idioma sin prestigio “socialmente desdeñado por ser el propio de los sectores explotados y marginados de la población andina”. De allí que resulten falseadas las cifras oficiales porque los usuarios del quechua “tienden a negar su empleo ante los encuestadores”.

Torero situaba el quechua en una historia de larga duración que podía ser definida en dos etapas: a) la expansión durante más de un milenio cuando eliminó a otros idiomas nativos y b) su desplazamiento por el castellano en los últimos cuatro siglos. A pesar de lo cual el quechua está presente desde el Ecuador hasta Argentina y el actual Chile.

Torero afirmó que el protoidioma quechua del cual proceden diferentes variedades del mismo “empezó territorialmente hace por lo menos once siglos”. Tanto que nos encontramos según su palabra no ante una lengua sino una familia lingüística.

Torero dividió este libro suyo en dos secciones: la primera para determinar el número y la situación de las diferentes lenguas quechuas en la actualidad. La segunda parte, de carácter histórico perseguía explicar los factores sociales que desde sus orígenes a la actualidad habían condicionado el desarrollo del complejo lingüístico quechua.

Incluía allí referentes a la época colonial y republicana actual. Señalaba Torero que cualquier lengua, en este caso Quechua, podía “constituirse en un poderoso factor de cohesión como también servir de vehículo de penetración ideológica de desintegración social si poderes externos la vuelven contra el propio pueblo que la habla”.

En la primera parte del libro Torero procuró no solo una clasificación de las diversas lenguas quechuas de acuerdo con rasgos linguísticos básicos sino también la delimitación de las áreas de comprensión para lo cual elaboró un escala de cinco grados.

La selección de sus informantes (en su mayoría del área rural) hizo que los materiales linguísticos trabajados por Torero correspondieran a variedades populares. De este modo pudo obtener un cuadro de los dialectos y supralectos vinculados al Quechua. Torero se planteaba además la conveniencia de los interlectos dentro de un conjunto dialectal mediante procedimientos generalmente aceptados: “implementar dobletes, eliminar localismos...” pero sobre todo neutralizando los factores socioeconómicos de incomunicación.

Al clasificar las hablas quechuas modernas distinguió Torero entonces el QI y QII. El QI cubría los departamentos centro andinos entre Ancash y Junín y parte de Lima e Ica. QII se extendía desde sur de Colombia hasta el norte de Argentina. El QI también lo llamó Wáywash Wámpuy. Waywash fue el nombre de una cordillera occidental peruana. Wampuy viene de wampus (navegar) porque la expansión quechua según Torero “se produjo a partir de la costa peruana por acción de pueblos que fundaron su poder sobre una amplia capacidad de navegación, pesca y comercio en el Pacífico sur”.

Obviamente Torero dedicó páginas difíciles para el lector común entre los que me encuentro con la finalidad de describir estos dos quechuas y sus variedades (cinco en el QI y tres en el QII). La tarea descriptiva de Torero resumida en pocas y densas páginas fueron el resultado de varios años de estudio e investigación de campo. En el caso del QII además de subdividir en tres grupos también propuso una segunda división en dos grupos (Yungay y Chinchay), este último de mayor capacidad expansiva.

Torero dedicó además un capítulo a la intercompresión de las hablas quechuas modernas distinguiendo diversos grados de intelegibilidad. Al final proponía la posibilidad de reducir los siete supralectos actuales a cinco lenguas.

En la segunda sección de su libro Torero vinculó Lingüística e Historia social en un lapso de larga duración que tenía varios milenios. Por entonces Torero pensaba que los Yungas o habitantes de la costa estuvieron en ventaja frente a los de las tierras altas debido en parte a la irrigación de los valles (que permitía dos cosechas al año) y a la explotación de los recursos marítimos. Esa explotación combinada mar/tierra fue secreto de la prosperidad costeña en el primer milenio anterior a nuestra Era. Citaba, a ese propósito entre otros los fundamentales estudios de la arqueóloga peruana Rosa Fung. El resultado fue el desarrollo de sociedades complejas anteriores incluso al reconocido Horizonte Chavín.

En los comienzos de nuestra Era esta prosperidad se incrementó por la ejecución de complejas obras hidráulicas intervalles bajo direcciones políticas fuertemente centralizadas. La mayor producción impulsó el comercio a gran escala y a grandes distancias con las poblaciones de la sierra. Comercio que según Torero habría sido más ventajoso a los Yungas que a las gentes del interior. Torero suponía que el prestigio de la coca en la sierra sería una consecuencia del prestigio de los costeños que cultivaban esa planta a los ochocientos metros de altura. De allí el contraste, registrado por Cieza, entre la vida regalada de los señores Yungas y la austeridad de las tierras altas. Prosperidad que, subrayaba Torero, estaba vinculada a un sistema de clases por lo cual beneficiaba principalmente a un solo sector social.

En esta perspectiva sugería Torero que la costa central podía haber utilizado un protoquechua como idioma de relación con las regiones más altas. Mientras la costa sur utilizaba con el mismo carácter el protoaru y la costa norte el protoculle como lengua de relación. Allí en la costa norte habría un mayor desarrollo de las técnicas de navegación a larga distancia.

Alrededor de los siglos VI y VII de nuestra Era hubo un comercio ampliado de la Costa central con el Altiplano del Collao. Intervinieron entonces diversas entidades: la costa centro–sur con los reinos de Lima y Nazca, Tiahuanaco en el Altiplano y un nuevo poder, el de Viñaque, Wari–Ayacucho, en la sierra sur central. Vivaque, sin embargo, resultó pasajero debido quizás al crecimiento de Pachacamac en la costa. Con su influencia el quechua avanzaría en la costa y sierra del norte y en la costa sur (quechuas Yungay y Chinchay).

Esta larga complementación económica entre costa y sierra utilizó diversos modos (trueque, crónica, hermandades, saqueos, guerras). En cuanto a los horizontes, Torero vinculaba su desarrollo a poderosos estados serranos (Chavin, Viñac, Incas). Ninguno sin embargo absorbió del todo a las numerosas nacionalidades.

Con la publicación de se libro El quechua y la historia social andina, hoy reeditado Alfredo Torero estableció los fundamentos de una nueva lingüística social. Vinieron luego años difíciles de estudios, persecución y destierro. Torero siguió trabajando silenciosamente y en el último año de su vida pudo publicar una obra fundamental que continuaba y ampliaba el libro precursor.

La obra de Alfredo Torero solo será correctamente apreciada en el curso del futuro. Asusta pensar qué hubiera ocurrido de no haberse publicado su último libro suyo, tan macizo y lúcido, obra sobreviviente a los extravíos ocurrido en los años 1998–1999. Por eso las últimas líneas escrita por Torero dicen severamente: “Me agrada ir sembrando la buena semilla pero no que me hurten el grano maduro”. Pero el recuerdo de Torero no puede terminar con estas exactas palabras. Al lado de su genialidad y su rectitud Alfredo Torero fue siempre un hombre de magnífico corazón abierto y uno de los grandes peruanos del siglo XX. De Torero podría decirse lo que él mismo dijo para Arguedas: cóndor de inmenso y libre vuelo.
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* Publicado en Libros & y Artes, N.° 26-27, Revista de cultura de la Biblioteca Nacional del Perú. Lima, julio 2008

domingo, 6 de septiembre de 2009

La Jerga y los Medios

Los diccionarios son el cementerio de las palabras
Por: Eiko Kawamura Publicado en www.yachay.com.pe/

El lenguaje coloquial en la prensa peruana surge por los años cincuenta con la aparición del diario Última Hora, la publicación vespertina del desaparecido diario La Prensa.
Para Mario Ghibellini, director de la sección Sucesos del suplemento dominical del diario Ojo, la prensa “chicha” pretende quitarle la carga retórica a la información y hacerla más accesible a la población, incluyendo la jerga como requisito indispensable para atrapar la atención del lector. Mario Ghibellini estudió literatura en la Universidad Católica y colaboró en la producción del libro “El Otro Sendero” de Hernando de Soto.
Para Ghibellini, la lengua es un animal vivo que evoluciona, su límite lo establecemos nosotros.

¿Cómo definiría la jerga?
La jerga es un reclamo de identidad de un grupo de hablantes respecto a un universo mayor.
Es encriptar un mensaje de manera que el resto de hablantes no pueda entenderlo; pero luego, como este encriptamiento está teñido de localismos, de maneras subjetivas de ver la realidad, hay quienes se quieren apuntar a esos usos de jerga por querer pertenecer al grupo. Entonces, cuando oyes a un señor que dice: “esa cosa es mostra”, te das cuenta de que lo que quiere es pasar por joven, y de manera inversa cuando a un patita lo han agarrado en el Poder Judicial y tiene que declarar, y habla de una manera completamente alejada de lo que es su lenguaje cotidiano: “no, nosotros, desconocemos...”., lo que está tratando es de marcar una pertenencia a un grupo cultural probablemente distinto. Ése es el fenómeno. Hay grupos que logran más éxito que otros y de esa manera surge más gente que quiere asimilarse a esa comunión y comienza a través del uso de los medios de cambio lingüístico.

¿Por qué se utiliza la jerga en la presentación de las noticias en los diarios llamados "chicha" o sensacionalistas?
Creo que se utiliza la jerga en la prensa escrita porque existe una búsqueda de aproximación al lenguaje cotidiano de los interlocutores, además porque responde a un determinado sector de la población de cierto estrato económico.

¿Qué hace pensar que todos los lectores entenderán lo que los diarios chicha quieren expresar?
El hecho de que los compren. Es decir, si no los entienden, no los compran. La prueba de la comunicación exitosa es el tiraje. Puede ser posible que los diarios introduzcan una palabra de jerga que desconcierte al lector, pero me imagino que el mercado les va a indicar cuándo han desbordado y cuándo han acertado.

¿Cree que así se responde a una exigencia del mercado?
El mercado también se crea, la oferta muchas veces crea su demanda. En cualquier caso, si hablamos de los diarios chicha y de la jerga, eso ya existía. El gran invento de los diarios chicha está por el lado del precio, las vedettes, la mezcla de sexo con fútbol, es más característico que el uso de la jerga. Creo que si haces un diario con jerga y lo vendes a un sol cincuenta, no vas a tener el éxito de los diarios chicha.

¿Por qué cree que los diarios más formales no utilizan la jerga?
Porque quieren tener ese aspecto “más formal”. Por ejemplo, te pones terno para ir a un velorio o a una reunión de ministros. La jerga está atravesada de subjetivismo, la aspiración de la prensa tradicional es más objetiva, mal podrían ellos echar mano de un lenguaje que los caracterice de la manera que no quieren.

¿Cómo ha ido reaccionando el público ante esta propuesta distinta de utilizar el lenguaje tanto escrito como gráfico?
El público ha reaccionado bien, ha sido un éxito, en particular en el caso de Ajá. Yo establecería una clara diferencia entre Ajá y todo el resto de periódicos “chicha” que salieron a mediados de los 90 y que fueron establecidos o financiados por el Servicio de Inteligencia. Ajá, es de Epensa, es el que inventó la “prensa chicha” en el sentido de estructura, la cantidad de páginas, colores, etc., en cambio los otros periódicos eran políticos; claro, ponían una calata por allí pero insultaban a Andrade, a Castañeda Lossio. Eso marcó su defunción. No es que la gente no quiera saber de fenómenos políticos pero no era aparentemente ése su interés central al comprar estos diarios, por eso es que cada cierto tiempo se gastaba de alguna manera el prestigio que tenía el diario y debían lanzar otro, se acaba la Chuchi, salía el Mañanero, se acaba el Mañanero, salía el Tío, se acaba el Tío, salía el Chino, mientras que Ajá subsistió.

¿Internacionalmente han recibido comentarios, críticas, etc.?
No, pero no tendríamos por qué. Los tabloides sensacionalistas no son invento latinoamericano, en Estados Unidos tú llegas a la salida de los supermercados y está lleno de periódicos que dicen que han visto a Elvis pescando en Idaho la semana pasada. Ni hablar de los diarios británicos The Sun o The Daily Mirror que pagan una millonada por ver a la princesa en topless y que te inventan montones de cosas. No sé con qué ánimos podrían tirarnos piedras los países que supuestamente son más desarrollados.

¿Considera positivo que se refuerce una forma de comunicación entre la población que ignora la utilización “correcta” del español?
Yo creo que es inevitable, las lenguas son animales vivos. Y si no fuera así estaríamos hablando latín en este momento y no castellano. Seguramente hubo gente que cuando el latín comienza a “corromperse” decía: “¡qué horror, qué están hablando estos señores!. La jerarquización de un uso como culto o inculto es fundamentalmente una cuestión valorativa, usualmente establecida desde arriba, es decir, lo que yo hablo está bien, lo que tú hablas es una forma bastarda de comunicación. Pero de esa manera es como ha habido evoluciones y se crea el castellano, el francés, el catalán. Y obviamente del castellano de Cervantes de 1605 al castellano que hablamos ahora, hay cambios. Entonces en la evolución de toda lengua hay impulsos por el cambio e impulsos conservadores, en algunos casos gana un impulso y, en otros, el otro.

¿Existe un límite, un criterio para definir si el uso de una lengua es correcto o no?
Creo que el límite está en el momento en que aceptas los sistemas. Si las lenguas sirven para comunicarse, el momento en el que comenzamos a adoptar los usos prepositivos, el género y el número y comenzamos a bloquear la comunicación allí sí creo que hay un problema. De otra forma creo que solamente es reflejar lo que en efecto está sucediendo con el castellano peruano, o con el castellano limeño. Los diccionarios son los cementerios de la palabra.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Escritoras Peruanas en la Historia

Mujeres escritoras
Mié, 07/01/2009 La República
Por Antonio Zapata

Este año que comienza se cumple el centenario del fallecimiento de dos de nuestras primeras escritoras, Mercedes Cabello y Clorinda Matto. Ambas pertenecieron a la primera generación de mujeres que vivió de su trabajo intelectual; eran periodistas y novelistas que desarrollaron una intensa vida creativa y disputaron por primera vez a los varones peruanos el dominio de la esfera pública. Ambas eran provincianas, Matto cusqueña y Cabello moqueguana; esta última llegó a Lima temprano, mientras que la primera realizó una carrera en provincias antes de afincarse en la capital.

Estas escritoras produjeron fuerte impacto, tuvieron admiradores y detractores. En determinado momento hicieron crisis y padecieron exilio por sus posturas. Cabello fue encerrada en el manicomio por su propia familia y sus últimos años transcurrieron en un doloroso encierro interior, vivido en soledad y pobreza solemnes. Por su parte, Matto murió en la Argentina, donde se había refugiado luego de la guerra civil de 1895. En efecto, otro rasgo que compartieron fue una opción política cacerista, que tuvo un alto costo vital. Inclusive, Matto había fundado una imprenta donde se editaba el periódico del partido cacerista.

Esa imprenta fue asaltada y destruida el día que Cáceres fue echado del poder, no obstante haber sido la primera empresa peruana íntegramente femenina: solo trabajaban mujeres. Ese final trágico y silencioso grafica su vida porque refleja la recepción que su trayectoria recibió de parte de la sociedad peruana. No las quisieron. Eran demasiado avanzadas para su tiempo, anunciaban el futuro y sus contemporáneos se asustaron. Mercedes Cabello fue la primera peruana que reflexionó abiertamente sobre la condición femenina, ofreciendo una propuesta sorprendentemente moderna. En una colección de 5 artículos publicados en la revista El Álbum, Cabello sostiene que la igualdad de la mujer con el hombre se lograría con dos herramientas: trabajo y educación. En el lejano año de 1874, Cabello anticipaba el desarrollo femenino del siglo XX y pronosticaba cómo se habría de emancipar su género.

Por su parte, Clorinda Matto había fundado en su Tinta natal una revista titulada El Recreo y toda su vida estuvo vinculada al periodismo. En 1889 publicó una novela fundacional, Aves sin nido. Con esta narración se inaugura el indigenismo literario que habría de causar furor en las décadas posteriores. Además, Matto fue jefa de redacción de dos importantes publicaciones. En Arequipa trabajó en el diario La Bolsa, que apareció durante la guerra con Chile. Luego, ya en Lima, editó la famosa revista El Perú ilustrado, que habría de revolucionar los medios de comunicación introduciendo las imágenes.

La importancia de esta generación ha sido estudiada por la historiadora Francesca Denegri, sosteniendo que representa el punto de quiebre de la cuestión de la mujer en el país. Antes de ellas, era el reino de la esfera doméstica, luego apareció la mujer activa en la vida pública. Ellas abrieron el camino y pagaron un alto precio personal por organizar sus vidas de una manera radical.

El escritor moqueguano Ismael Pinto en su monumental biografía de Mercedes Cabello plantea que su principal mérito es haber contribuido a hacer visible el tema femenino. Ella habló muy claro y su virtud era la precisión. Fue una persona polémica que intervino y propició grandes debates públicos, que definieron el ingreso peruano a la modernidad. En todas estas intervenciones, dejó oír la palabra de una mujer fuerte e independiente.

No obstante el tiempo transcurrido, el tema mujer aún carece de profundidad histórica entre las mayorías nacionales. Por ejemplo, en todos los concursos sobre el peruano más destacado en la historia ha triunfado ampliamente Miguel Grau. Pero, nadie sabe quién sería la peruana más significativa en la historia patria.

En los colegios se sigue narrando una historia donde los actores principales son varones que actúan en Lima. Por ello son importantes concursos como el impulsado el año pasado sobre dibujos de las 20 peruanas más importantes. Ese camino de resaltar el aporte femenino a la historia patria fue iniciado por Mercedes Cabello y Clorinda Matto hace más de un siglo. Aún no ha concluido, aunque bastante se ha avanzado, y el mejor modo de homenajearlas será empujar el coche que ellas pusieron en marcha.

martes, 1 de septiembre de 2009

Georgette, esposa y musa de César Vallejo

Le Monde diplomatique No. 26, Julio 2009
Una rebelde con causa
por Sofía Ballón Hamann*
Sobre la vida de Georgette, esposa y musa de César Vallejo

César Vallejo es reconocido globalmente como uno de los poetas más importantes, innovadores y revolucionarios del siglo XX. Su obra es estudiada en aulas peruanas y del mundo, donde jóvenes analizan el significado de ésta y las experiencias del escritor que formaron su ideología marxista. Sin embargo, no mucho se estudia sobre aquel personaje que acompañó a Vallejo en sus últimos años; quien le brindó amor, compañía, admiración e inspiración; y quién finalmente fue la principal responsable de difundir su obra, velar por sus manuscritos, y cumplirle su último deseo. Su esposa, Georgette.

¿Qué sería de un poeta sin amor y sufrimiento? ¿Qué sería de una musa sin dolor y sufrimiento?César Vallejo conoció a Georgette Philippart Travers siendo vecinos en la Rue Moliére en París a finales de los años veinte. El poeta en aquel entonces vivía con su pareja, Henriette Maisse, pero demostró un claro interés en Georgette. Primero cruzando miradas desde sus ventanas, a lados opuestos de la calle; luego hablándole e invitándola a tomar desayuno; y finalmente al terminar la relación con Maisse y al morir la madre de Georgette en noviembre de 1928, Vallejo le propone vivir juntos.

Georgette tenía claro que no iba a negar aquella propuesta, ya que estaba en su destino haber conocido a Vallejo. Pocos años atrás, en 1925, ella visita a una vidente que al leerle las cartas le explica: “Viene de lejos. Ya ha cruzado los mares. Un hombre feo… pero un ser luminoso. Será usted siempre la primera en su mente.”1 A raíz de la lectura, Georgette se dedica a buscar e imaginar donde se encontraría este príncipe azul. Ella se pasea por su vecindario y luego la ciudad observando y analizando en silencio a los transeúntes masculinos. Cuando menos lo esperaba y en el lugar menos previsto, aunque el más cercano a ella, es descubierta por Vallejo, su vecino de enfrente y justamente un ser luminoso que había cruzado los mares desde el Perú para llegar allí.

Al inicio de la relación, Georgette es joven y caracterizada por su origen burgués. Justamente Vallejo habría tenido que esperar a la muerte de su madre para que no impidiera que la enamorara, ya que ésta lo consideraba pobre y bohemio par a su hija . Sin embargo, al pasar el tiempo en la relación, Georgette demuestra estar abierta a cambiar de ideología, y esto la une aún más al escritor.

En 1929 viajan juntos a la Unión Soviética y Georgette empieza a comprender las ideas Marxistas y revolucionarias de su pareja. Ella afirma:“Toda la obra de Vallejo es penetrada, amasada de política, de masas. Se ve claramente en su teatro. Su poesía forzosamente ha resultado también así: no sólo formalmente es revolucionaria, siempre se le encuentra una base política”.2“No había otra cosa que conmoviera mas a Vallejo, que le doliera más que la injusticia en el mundo. El estaba desde su nacimiento y, prenatalmente, destinado a sufrir el sufrimiento de los demás”3Y así, Georgette también sufrió con él cuando fueron desterrados a España, abandonando voluntariamente su país para vivir en gran pobreza durante un año. Ella no optó por abandonar al revolucionario, sino por unirse a la revolución. Ellos sufrían por los sufridos, por los desdichados, juntos.Incluso en sus últimos días Georgette demuestra ser fiel a la causa de ayudar a los demás. Al no tener hijos ella deja su herencia al Hospital del Niño en Lima.

Se entiende porque habría alguna vez afirmado que “ Al principio yo era completamente anticomunista. Pero yo comprendía rápidamente. Todo el que sufre de ver sufrir está dispuesto a comprender. La gente insensible al sufrimiento ajeno, no puede llegar a ser revolucionario nunca.”4En sus últimos diez años de vida, en los cuales estuvo acompañado por Georgette, Vallejo demuestra la evolución de su revolución política e ideológica a través de varios escritos incluyendo poemas, artículos, reportajes, ensayos, una novela, obras de teatro, un cuento para niños y una leyenda. En ellos él analiza los problemas socio-económicos y políticos que quiere dar a conocer.5

Sin embargo, la mayoría de estos no se dan a conocer hasta después de su muerte.Georgette y César estuvieron juntos sólo nueve años, demostrándose amor y lealtad incondicional. Convivieron desde 1928, pero se casaron recién en 1934, cuatro años antes de la muerte del escritor, pero de igual modo ella afirma que “[quedó] casada con el, nunca [le] interesó otro hombre”6 y es claro que le tuvo un “amor constante más allá de la muerte,” como una sentencia Quevediana7. Esto es demostrado también en el hecho que por gran parte de su duelo, Georgette durmió con el molde en yeso de las manos y la máscara mortuoria de Vallejo.Así como el encontrarse fue presagiado por aquella vidente, cabe notar un par de datos interesantes sobre la muerte de esta pareja.

César Vallejo muere en 1938 de 46 años, dejando a Georgette viuda a los 30. Ella murió en 1984, viviendo 46 años en duelo. También es irónico que el escritor peruano murió en Paris, mientras su esposa francesa vivió sus últimos 27 años y murió en el Perú.

“He nevado tanto para que duermas”
En su primer año de luto, Georgette lleva a cabo la labor de publicar póstumamente poemas de Vallejo. Así, con la publicación de Poemas humanos comienza la recuperación y difusión de la vida y obra del escritor. Ella resaltaba que a Vallejo no se le debía considerar sólo poeta, ya que realmente era un ideólogo, y que escribió todo tipo de obras para expresar esta ideología.

Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, también tuvo que proteger los manuscritos originales de su marido. Pidió ayuda a la Legación Peruana para esconder éstos y también proteger la tumba de Vallejo, mas no le brindaron la asistencia debida y muchos manuscritos fueron maltratados en el modo que fueron guardados. Al recurrir a los familiares peruanos del escritor, varios de estos dudaron de la legitimidad de su unión.

Estos son solo los inicios del antagonismo que enfrenta Georgette a lo largo de su vida.Al ser publicadas las obras de Vallejo, surge su popularidad y los seguidores de su obra se dividen en dos campos: Vallejólogos y Georgettianos. Siendo muchos de los primeros fervientes opositores de Georgette. Ellos critican el modo en que ella manejo la publicación de la obra del vate. Ella critica que la atención que recibía su esposo póstumamente era de muchos que lo ignoraron en vida.A la par, también han habido Georgettianos, académicos que admiran a Georgette Vallejo por su trabajo rescatando y difundiendo la obra de Vallejo. Comparada a las mujeres de otros maestros, es una de las pocas tan leal y dedicada.

Max Silva Tuesta, por ejemplo, exclama que sin Georgette no habría Vallejo.Georgette finalmente se muda al Perú en 1951. Viaja a Santiago de Chuco en La Libertad, pueblo natal del autor, y finalmente se establece para vivir en el distrito de Miraflores en Lima. Desde aquí continúa difundiendo la obra de Vallejo y logra cumplirle un último deseo – transferir sus restos en París al Cementerio de Montparnasse, donde él siempre quiso ser enterrado. La lápida lleva un epitafio muy significativo: “He nevado tanto para que duermas,” ya que realmente la viuda de Vallejo no tuvo tarea fácil al cumplir su cometido en esos 46 años de duelo.
1 Pachas Almeyda, Miguel. Georgette Vallejo al fin de la batalla. Juan Gutenberg Editores. Lima, 2008
2 Idem.3 Idem.4 Idem5 Idem6 Idem7 Idem.
* POLITÓLOGA, UNIVERSIDAD DE NOTRE DAMEASISTENTA DE DIRECCIÓN DE EL DIPLO, EDICIÓN PERUANA DE LE MONDE DIPLOMATIQUE

Santa Rosa de Lima vista por el historiador Ramón Mujica

ESPECIAL
Versos para una heroína santa
Por: Sergio Llerena

Exégesis poética. El Conde de la Granja escribió "Vida de Santa Rosa de Santa María.Patrona del Perú" en 1697, un extenso poema donde se rinde homenaje a nuestra santa. El historiador peruano Ramón Mujica ha elaborado un exhaustivo ensayo sobre un texto donde se entrevé el papel histórico, social y político de un personaje capital en nuestro imaginario religioso. Al respecto, conversamos con él.

El historiador Ramón Mujica ha realizado exhaustivos estudios sobre Santa Rosa de Lima, muchos se incluyeron en su libro “Rosa Limensis” (Fondo de Cultura Económica, 2007) en el que se daban luces sobre el papel histórico, político y social de la primera santa de América. No obstante, Mujica ha continuado sus investigaciones y ha elaborado recientemente un ensayo sobre “Vida de Santa Rosa de Sancta Maria. Patrona de el Perú”, un poema heroico escrito por Luis Antonio de Oviedo y Herrera y Rueda (1636-1717), mejor conocido como el Conde de la Granja. El ensayo ha merecido su publicación reciente en la revista española de arte “Goya”.

¿Cómo fue su acercamiento inicial al poema sobre Santa Rosa?
Yo me fui a trabajar a la Biblioteca Nacional de Madrid y también en los fondos de la Sociedad Lázaro Galdiano. Allí me comunicaron la existencia de este manuscrito en los fondos de la biblioteca en el que se hablaba mucho de Santa Rosa de Lima, pero lo que ellos no sabían era de qué trataba dicho documento. Cuando lo vi inmediatamente pude identificarlo y era obvio que se trataba de la versión manuscrita final que había preparado el Conde de la Granja para que fuera publicada. Lo curioso es que está fechada en 1697 y que está ilustrada con 7 dibujos hechos a pluma; esto lo convierte en un documento histórico extraordinario porque se conocen muy pocos documentos ilustrados de este período.

¿Quién es exactamente el Conde de la Granja?
Un personaje que vino al Perú en el mismo año que el Conde de Lemos, quien después fue virrey. Ambos se declararon posteriormente la guerra porque el Conde de la Granja fue corregidor en Potosí y apoyó mucho a los mineros criollos y españoles del lugar, e incluso estuvo a favor de la mita indígena, que eran los trabajos obligatorios a los cuales los indígenas estaban sometidos. El Conde de Lemos, virrey en ese momento, consideraba que el trabajo forzado de los indios era un pecado mortal y que él, como virrey, no podía aceptar ese trato porque entonces se condenaría al infierno; entonces empieza a sacar una serie de cédulas prohibiendo la mita obligatoria del indio, y en ese momento el Conde de la Granja se opuso y, bueno, al final terminaron encarcelándolo y quitándole todas sus propiedades. En ese contexto, él decide hacerle un poema a Santa Rosa de Lima porque coincidió su gobierno con las fiestas de beatificación de Santa Rosa en 1668.

¿Cuál era el interés particular del Conde de la Granja en escribir dicho poema?
Él consideró que en Potosí no se habían realizado fiestas de beatificación ni de canonización como las de Lima. Él quería rendir un tributo que estuviese a la altura de la primera santa americana. Eso es por lo menos lo que él dice. Sin embargo, lo interesante es que, si bien el poema se termina en 1697, se publica mucho después, en 1711 en Madrid. Lo interesante de este poema heroico es que no pretende ser una biografía de la santa, es una ficción literaria con una trama y un drama, donde se mezclan elementos políticos con elementos religiosos, donde se habla de la función de la monarquía hispana de Indias y de esta pugna entre la santa limeña y Luzbel, quien ha construido su trono dentro del averno debajo de la ciudad de Lima. Incluso Luzbel llega a pactar con un inca que era mantenido prisionero dentro de un volcán en Quito para, en su debido momento, ser liberado y hacer caer al gobierno virreinal y se restaure así su orden adicto a las viejas idolatrías. Al final, el poema heroico es una suerte de reivindicación criollista pero con un fuerte filón monarquista.
"Cuando lo vi pude identificarlo y era obvio que se trataba de la versión manuscrita. Lo curioso es que está fechada en 1697 y que está ilustrada con 7 dibujos hechos a pluma; esto lo convierte en un documento histórico extraordinario"

¿Dónde coinciden estas reivindicaciones aparentemente antagónicas?
Los intereses de la corona española no eran idénticos a los de los criollos, pero los criollos sí eran monarquistas. Lo que sucede es que hay discursos simultáneos y en paralelo. Santa Rosa es el primer fruto de santidad en Indias, esto significaba que de alguna manera el patronato regio concedido en el siglo XV a los reyes católicos había dado frutos, que la evangelización había sido un proyecto exitoso, por eso es que Santa Rosa había llegado a los altares. Pero los criollos interpretan la beatificación de Santa Rosa como la instauración de una nueva iglesia criolla que está vinculada con la iglesia europea, pero que tiene matices distintos. En todo caso, el criollismo desarrolla su propio discurso reivindicativo dentro del marco de una retórica hispanista y monarquista que recién con la independencia se cerró.

¿Qué tan reflejado está en el poema este afán reivindicativo de parte de los criollos?
Hay algunas imágenes extraordinarias que de alguna manera ilustran esta idea. Por ejemplo, hay un dibujo donde se ve el volcán Pichincha y un sacerdote, que es Bilcaoma, que tiene prisionero al inca quien está haciendo sus conjuros en contra de la monarquía. Incluso se ve cómo está reventando el volcán, arrasando con Quito; y lo que le dice Bilcaoma al inca es que este desea en el fondo que la dinastía real española se quiebre para que retorne el inca al Perú; sin embargo, dentro de su universo visionario, lo que él encubre es que serán los españoles los sucesores de los incas. Esta idea de que el rey Carlos V se va a convertir en rey natural del Perú y que las genealogías reales virreinales incluirán a todos los incas y luego a los reyes de España como los sucesores de los incas, no es un discurso exclusivamente indígena sino español, donde los españoles sostienen que la conquista no representó una ruptura jurídica de la dinastía de los incas sino que los reyes hispanos se convirtieron en los sucesores naturales de los incas. Este argumento jurídico está presente en el poema que habla de la santa.

¿Qué papel juega Santa Rosa en medio de toda esta idea de continuidad?
Bueno, lo que sugiere el Conde de la Granja es que Santa Rosa es quien impide que el inca retorne al Perú, porque este está asociado con el mundo de las idolatrías y el oscurantismo. Ese es el discurso que él emplea y motivo por el cual, al enterarse que había nacido esta santa criolla, Luzbel muda el trono del infierno debajo de la ciudad de Lima para tentar a Santa Rosa e impedir que las limeñas continuaran imitándola porque eso constituía una catástrofe para el infierno; porque gracias a este modelo de perfección que ella estaba instaurando en Lima, Indias se iba a cristianizar de manera efectiva y total. Esto era un desastre para los planes que tenía Luzbel para el inca. Así vemos cómo un poema piadoso, que tiene como fin exaltar la vida de la primera santa americana, en realidad es insertado dentro de una agenda política que permite explicar las tensiones políticas y sociales entre los criollos y los descendientes de la nobleza inca que en el siglo XVIII todavía tenían ilusiones de un gobierno autónomo inca.

Retorno al origen
El poema histórico está acompañado por ilustraciones. Según Mujica, una de las más importantes es aquella en la que se observa a Santa Rosa y un arca como la de Noé al fondo, desde la cual descienden animales de todo el mundo. La ciudad donde se produce esto es Lima. Mujica dice: “Lo que se está representando es el anclaje del arca en la costa del Perú. [...] el Conde de la Granja estaría recogiendo aquí algunos argumentos que ya habían sido articulados antes por algunos notables criollos que sugerían que el Perú era la ubicación geográfica original del edén perdido”.

"La conquista no representó una ruptura de dinastía de los incas sino que los reyes hispanos se convirtieron en los sucesores naturales de los incas. Este argumento jurídico está presente en el poema que habla de la santa"
El Comercio, 30 de agosto de 2009