Nueva Crónica del Perú Siglo XX
Por Pablo Macera
Nadie es Huamán Poma en el siglo XX; menos que nadie, nosotros. Pero sí pretendemos ser sus alumnos. Huamán Poma nos dio tres lecciones: la primera, que imagen y palabra deben ir acompañadas porque se refuerzan; la segunda, que la historia implica valoraciones pero pretende objetividad; y su tercera lección fue que toda historia verdadera es historia del presente como querían Croce y Basadre.
En esta Nueva Crónica del Perú. Siglo XX los autores hemos querido proporcionar un conocimiento actualizado del Perú. Para eso hemos seleccionado algunos temas claves sin los cuales sería imposible entender nuestra sociedad contemporánea. En todas las quillcas, suministramos información actualizada sobre cada tema de tal modo que el lector pueda diferenciar esa información de las opiniones que los autores puedan tener sobre el asunto.
En 1997 dos de nosotros –Forns y Macera– nos preguntábamos si era posible seguir el ejemplo de Huamán Poma al filo del siglo XXI. Fue así como elaboramos la primera nomenclatura de temas que luego creció hasta ser un verdadero marañón; vino después la poda.
Rocío Silva Santisteban y Luis Chávez nos acompañaron los primeros meses y recomendaron a Miguel Vidal como dibujante. Escribieron textos, que luego recreamos. Rocío escribió los textos “Sarita Colonia”, “Maltrato a la mujer” y “Señor de los Milagros”. Luis nos dejó “Migrantes”, “Diseños amazónicos” y “Empleada del hogar”. En cuanto a las quillcas, Miguel Vidal no fue el único dibujante; también participaron con sus diseños Ricardo Zegarra (“Los Migrantes” y “El Señor de los Milagros”); Aldo del Valle (“Sérvulo Gutiérrez”); Lucy Naldos (“Lima”, “Chimbote”, “Villa El Salvador”, “Comida peruana”, “Medicina tradicional peruana”, “Descubrimiento del Señor de Sipán”, “Polladas”, “Víctor Humareda” y “Revolución del transporte”); Jesús Cossio (“Inmigrantes”, “Emigrantes”, “Arequipa, la telúrica”, “Pesquería”, “Contaminación del mundo peruano”, “Segunda Guerra Mundial” y “Sida”).
La mayor parte de los títulos de las quillcas fueron realizados por Juan Zárate. Fue importante el apoyo secretaria de Sara Castro y Norma Gutiérrez durante estos tres años.
El procedimiento fue muy laborioso. Primero había que investigar sobre los temas propuestos; luego, realizar un pre–texto y revisarlo una y otra vez. Paralelamente teníamos que discutir cuáles eran los tipos de imágenes más apropiados. Vidal proponía una primera aproximación. Venía entonces un proceso en el que Forns y Macera “corregían” los dibujos propuestos para reajustarlos a las necesidades conceptuales. Fue esta una larga etapa. Las quillcas que ahora presentamos representan una parte mínima de todo lo que se hizo.
Ojalá que esta Nueva Crónica tenga mejor suerte que la Nueva Crónica del siglo XVI. Lo que ahora presentamos (aunque de menor mérito) es un trabajo colectivo que quiere dar cuenta de todo aquello que pasó en el siglo XX, con el ánimo de que algunos hechos no se repitan; como también de que otros sean por siempre.
Los Autores
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* Prólogo a “Nueva Crónica del Perú Siglo XX”. Pablo Macera-Santiago Forns e ilustraciones de Miguel Vidal. Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2 000.
MEGADIVERSIDAD
En el Perú hay de todo. En ocre, azul, gris piedra y amarillo arena. Rojo y blanco cómo no. En el pasado basta ver a Mochica, Chavín y a Cuélap. ¡Qué tanta vaina! En el Perú hay que resolver las cosas dividiendo entre más, multiplicando más recursos; elevando a potencias las potencialidades. Y por sólo hablar de la gente, aquí están de casi todos los tipos de gente que hay en el mundo. No sólo hombres provenientes de América, sino de Asia, Europa, África y Polinesia. También sus climas.
En el Perú está presente la mayoría de los sistemas ecológicos del planeta. La fauna es abundante. Han sido catalogadas 460 especies de mamíferos, 1710 de aves, 400 de reptiles, 250 de anfibios, 1200 de peces y miles de insectos y moluscos. Las llamadas especies endémicas, es decir, que sólo viven en el Perú y en ninguna parte más, llegan a 108 entre ellas 19 de mamíferos. Asimismo, de la flora peruana han sido clasificadas unas 25 mil especies, que representan el 50% de las que viven en el territorio. Cerca de centenar y medio de plantas nativas son cultivadas en el territorio. Muchas de ellas con decenas de variedades adaptadas a los diferentes pisos ecológicos, como el maíz y la papa. Otras, silvestres son conocidas y aprovechadas ya por sus propiedades medicinales, alimenticias o colorantes, ya por ser productoras de fibras, alucinógenos o saborizantes. Más de 500 especies están registradas como útiles para la industria en general. Tremendo país el nuestro.
Pero contradictorio, más que la vida misma. A veces adora lo foráneo y desprecia sin pudor lo propio “madre de hijos ajenos y madrastra de los propios”. Es paradójico, pero el Perú es así. A veces se olvida de lo mejor que tiene y se acuerda de lo que importa poco. La gente recuerda a los monos en una jaula de zoológico, apáticos, disminuidos. En la Amazonia son distintos, vivaces, comunicativos. Poco les falta para hablar a nuestros monos. A su modo, con saltos y gracias, dicen: “¡Vivan las ramas, los árboles, las frutas, el agua, la vida, los saltos! ¡Viva la diversidad, vivamos nosotros!”
ENERGÍA
La energía en el Perú se toma principalmente del petróleo y de la electricidad. También del gas, que en el futuro podría ser más importante. Otras fuentes son el carbón mineral, el bagazo de caña, la leña, la bosta y la careta. Los Andes poseen un enorme potencial hidroeléctrico del país. Los ríos peruanos tienen 80 mil kilómetros de largo y sus cauces bajan de las cumbres. Debido a la compleja orografía, a los grandes desniveles altitudinales y la abundancia de cursos de agua, la disponibilidad de energía eléctrica es alta, sobre todo, en las vertientes orientales andinas. En estos se concentra el 78% del potencial hidroenergético técnico del país, del cual sólo se aprovecha el 5%. Sin embargo, la mitad de la población peruana aún no tiene luz.
Muchos jalan la luz de postes y han muerto en el intento. En 1990 el consumo de electricidad era todavía insuficiente: 462.8 kilovatios/hora por habitante al año, muy distante de los 10.600 de los Estados Unidos, y todavía lejano de los 1.500 de la Argentina. Nuestras necesidades energéticas podrían ser cubiertas usando algo más de una cuarta parte del potencial hidroeléctrico mencionado. Desde 1886 se instaló una planta a vapor de 375 kilovatios que generaba electricidad e iluminaba algunas calles y edificios de la capital. Desde entonces la iluminación eléctrica aumentó aceleradamente, duplicándose entre 1900 y 1902.
Se construyeron, desde ese tiempo, pequeñas y grandes centrales hidroeléctricas en Lima, Chosica, Matucana, Arequipa, Cusco, Calca, Callejón de Huaylas y, la más importante, en el río Mantaro. Esta central hidroeléctrica llamada “Santiago Antúnez de Mayolo” en honor al ingeniero que la diseñó, producía en 1979 un total de 570 mil kilovatios, un tercio de toda la energía hidroeléctrica del país. Las compañías mineras también construyeron las suyas.
El servicio estuvo descuidado de manera alarmante a finales de la década del ochenta e inicios de la década del noventa, por la falta de mantenimiento de las centrales y del servicio en general, además de los atentados de Sendero y las épocas de sequía. Programas de racionamiento fueron muy comunes en las principales ciudades. También cortes repentinos debido a escasez de agua y voladuras de torres. En la década del noventa se privatizó el servicio de electricidad, con poca resistencia. ¡Ojalá a alguien se le prenda el foquito y se le ocurra la idea de cómo extender el servicio para todos los peruanos¡
GUANO
Tan rico es el Perú que hasta el excremento de sus aves vale oro.
Durante miles de años, millones de aves comían el pescado de los mares del Perú y luego botaban sus excrementos sobre las islas. Primero centímetros, luego metros, al final docenas de metros de altura, sólo de excremento. Los indios peruanos sabían que este guano era muy bueno para hacer crecer las plantas pero nadie les hacia caso fuera del país. En 1845 Europa “descubrió” el excremento peruano y se lo llevó por toneladas, en cargamontón, para que sus tierras pobres produjeran más alimento barato para sus obreros que recibían poco salario. Sin el guano, no hubiera habido revolución industrial ya que al hacer más barata su alimentación, los europeos, ahora sí podían también vender más barata su mercadería.
Las aves seguían comiendo pescado y echando guano, hasta que, a mediados de este siglo, se descubrió que no sólo se podía hacer harina de trigo sino del pescado. Hicieron polvo la sardina y anchoveta, y de paso, hicieron polvo a las propias aves que empezaron a morir. Hoy siguen con hambre y son cada vez menos.
Publicado por Pablo Macera
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