viernes, 21 de enero de 2011

FERNANDO DE SZYSZLO: “SE ME ACABA LA VIDA”


Octubre 24, 2010

Pensar en la muerte no tiene que volvernos pensativos, sino pensadores. A sus 85 años, Fernando de Syszlo imagina sus cenizas siendo esparcidas en La Herradura, un día del cual tiene ya el recuerdo. Le conmueve hablar de Blanca Varela, con quien pasó tantos años de su vida, y asegura que ella comenzó a morir con la muerte de Lorenzo, su hijo. Quien se muere, termina con su vida. Pero para quienes lo han querido, este se sigue muriendo a cada rato.

¿Cómo se siente, don Fernando?

Bien. Muy contento con el premio de Mario Vargas Llosa. Rescato la unanimidad de felicitaciones porque siempre hubo un sector muy negativo hacia Mario: desde celos hasta radicalismos políticos.

La unanimidad era esperable, ¿no? Se trata de un Nobel.

Sí, pero la unanimidad nunca estuvo con Mario. Hay un sector que siempre fue muy mezquino. Ese sector de la izquierda que es muy sectario, pues. Si usted apoya a Fidel Castro, no importa la pintura que haga, es buena. Así de radicales han sido con Mario.

Pero también está esa derecha conservadora e insidiosa. 

Por supuesto, un sector importante de los empresarios. El ataque a Mario, por su posición sobre Fujimori, fue tan mezquino, tan ciego, y ahora todos están felices.

Usted preside la comisión del Lugar de la Memoria. ¿Que haya un nombre así en el Perú es porque acaso hemos perdido la memoria?

La razón fundamental es que no hay que dejar que eso se olvide. La gente que hoy tiene 20 años no tiene por qué saber cómo era el terrorismo. Se necesita un sitio que recuerde a las víctimas, que les rinda un homenaje, no importa de qué lado sean. Es la única manera de que no se vuelva a producir.

Es la única manera de no volvernos un país de amnésicos.

Los seres humanos somos amnésicos. Una persona puede ser muy popular, se muere y al día siguiente no existe. Es fantástica la facilidad con que la gente se olvida. Dios mío. Ahí están André Malraux o André Gide, quien era la conciencia moral de Europa. Ahora nadie habla de ellos.

¿Tiene usted miedo a caer en el olvido?

No me hago ilusiones sobre esas cosas. El destino del arte es ser anónimo.

¿No teme usted una falta de apoyo del Gobierno al Lugar de la Memoria?

Ese proyecto siempre contó con la resistencia de un sector del Gobierno. Pero hay que reconocer que aquella carta de Mario provocó una reacción en el presidente Alan García. No es fácil hacerse para atrás en algo así porque ahí había un grupo que no quería por nada el Lugar de la Memoria.

Un grupo al que usted ha llamado “fujimoristón”. ¿Quiénes lo conforman?

Bueno, las personas que visiblemente han estado opuestas. El vicealmirante Giampietri, por ejemplo. Y Rafael Rey, que fue un entusiasta vargallosista (ríe).

¿Qué cree que pasó con Rafael Rey?

Yo creo que hubo una gran dosis de oportunismo.

¿Qué lectura le da a la posible victoria de Susana Villarán en Lima?

Yo respeto mucho a Susana Villarán. Es una persona honesta, decente y preparada. Lo único que le reprocho gravemente es la compañía. Esa Fuerza Social no va a durar mucho. Cuando entre al ejercicio de la Alcaldía, eso va a explotar. El MNI, Patria Roja y el Sutep se van a separar. No van a estar con una izquierda que no apoya a Fidel.

¿Cómo se imagina el 2011?

Bien desagradable. En este momento las mejores posibilidades son Alejandro Toledo –con quien me siento más cercano– o Castañeda Lossio. Pero va a ser muy desagradable porque este triunfo de la izquierda en Lima va a hacerle tener esperanzas de recuperar algo que nunca han tenido: el Ejecutivo.

Pero Keiko Fujimori tiene un gran respaldo, según las encuestas. ¿Qué nos dice eso como país?

¿Qué nos dice como país que Fujimori haya derrotado a Vargas Llosa en 1990? ¿Qué nos dice que haya derrotado después a Pérez de Cuéllar? Sin duda ha faltado educación. El Sutep le ha hecho la vida imposible al ministro Chang porque quería hacer una evaluación de los maestros. Esa izquierda anquilosada no quiere que progresemos.

¿Tiene usted un encono contra la izquierda?

No, en absoluto. Para mucha gente, yo soy una persona ‘caviar’. Un sentimiento más fuerte tengo contra el fujimorismo, contra la corrupción que vivimos durante diez años.

Usted tiene 85 años.

Desgraciadamente.

¿Por qué desgraciadamente?

Porque se me acaba la vida. Una persona de 85 años no tiene futuro. El futuro es el presente. Voy a ir a Estocolmo para la entrega del Nobel a Mario porque está a dos meses. Pienso que sí puedo ir. Pero si algo está a dos años, ya no sé, ya no sé.

¿Cómo se puede vivir con eso?

Terrible. Es la condición humana, ¿no? Fugaz, pero así es.

Usted está más en la posición de Rufino Tamayo, quien decía que lo único que le reprochaba a la vida…

…era que fuese tan corta. Fíjese, yo no le tengo miedo a la muerte. Lo que tengo es horror a dejar de estar vivo. Me gusta tanto estar vivo. Me gustan tanto los libros, la música. Toda mi vida he pensado en la muerte y nunca la he aceptado.

Al Gore ha dicho que pronto se hablará del “milagro peruano”. En estos últimos 85 años, ¿cuál cree que ha sido el mayor cambio del país?

Mario perdió en las elecciones de 1990, pero la pedagogía política que hizo en la campaña fue muy importante. Dejó de ser satanizada la idea de la privatización, de la empresa privada. Eso produjo un cambio en la psicología y ha generado todo esto que a mí también me parece un milagro.

¿Qué es lo más difícil de envejecer?

El renunciar a muchas cosas.

¿A qué ha renunciado?

A qué no he renunciado. Soy una persona de temperamento nervioso, capaz de pasarme días trabajando. Y ahora sigo trabajando todos los días, pero subir las escaleras me cuesta trabajo. ¿A qué más he renunciado? A la posibilidad de conocer un lugar de Turquía, llamado Capadocia. Sé que no voy a ir. Sé que tampoco voy a conocer Grecia.

Si le pidiera una imagen de Blanca Varela, ¿con cuál se quedaría?

Bueno, usted sabe que una parte importante de mi vida la he pasado con Blanca. Mis dos hijos eran hijos de Blanca. Era una persona con tanto talento y… (se queda en silencio unos segundos).

¿Le es difícil hablar de ella?

No es difícil. Me conmueve hablar de ella porque me recuerda cosas dolorosas de mi vida, como la muerte de mi hijo Lorenzo.

La muerte de Lorenzo fue un punto de quiebre en la vida de usted.

Totalmente. Y a Blanca la mató. A Blanca la mató la muerte de Lorenzo. Ya nunca quiso luchar y se fue apagando.

Usted ha dicho que es “contra natura” que los padres entierren a sus hijos.

Sin duda. Tiene esa doble condición: es inaceptable y es irreversible. ¿Qué hace usted ante una noticia así? Las cenizas de Lorenzo están en Barranco y yo quisiera que esparcieran las mías en La Herradura, a pesar de que he nacido en Barranco.

¿Por qué La Herradura?

Porque tengo recuerdos tan maravillosos. De vida, de juventud. Usted no llegó a conocer esa playa, pero era una de las más lindas. Y un estúpido alcalde (Pablo Gutiérrez) la mató. La Herradura era el paraíso. Las mujeres más lindas de Lima –todas juntas– estaban ahí.

¿Quién ha sido la mujer más linda de Lima?

Uf, ha habido tantas. Yo felizmente he conocido muchas (ríe). Sería injusto nombrar a una. Pero ahí estaba Gladys Tijero, por ejemplo. Yo era una persona tímida, pero siempre tuve una inclinación natural por la belleza de la mujer.

¿Todas las mujeres son bellas o es una frase demagógica?

No, no todas las mujeres son bellas. Si todas fueran bellas, no habría bellas. Hay unas que son mejores (ríe). ¿Qué es la belleza en un cuadro? Es un conjunto de cosas que se suman por casualidad. La belleza es igual que la pintura: es inexplicable.

¿Cuál cree que ha sido el mayor éxito de su vida?

No morirme. Pero es, al mismo tiempo, una cosa muy dolorosa porque todos mis amigos se van muriendo. Es increíble. Ya no tengo referentes. Ya no tengo a quién preguntarle el nombre de tal cosa. Eso se lo preguntaba a Eielson, Sologuren, Westphalen. Todos se han muerto.

No hay peor cosa que haberse vuelto uno el referente.

Sí, es terrible. Todas las personas con las que pasé mi adolescencia, con las que descubrí el mundo, todas se han muerto. No creo en el cielo. Aquí se termina todo.


Michael A. Zarate - mzarate@diario16.com.pe

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