Crónicas Ajenas
Ayacucho, septiembre de 2009
Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino.
Charles Reade (1814-1884) Escritor inglés.
El 16 de este setiembre también se conmemoró la muerte (yo diría el asesinato), de Víctor Jara “y te comparto su último poema…” Me dijo en una breve carta desde Honduras mi recta amiga cuyo apellido es también Jara.
No creo en las coincidencias porque de un poquito de algo tenemos de todos los demás que pisamos por un instante esta Tierra. Entonces, en vez de coincidencia llamémosle coexistencia de la fortuna de ser humanos.
Víctor Lidio Jara Martínez (*San Ignacio, 28 de septiembre de 1932 - †Santiago de Chile, 16 de septiembre de 1973) fue un músico, cantautor y director de teatro chileno. Procedente de una familia campesina de Ñuble (Chile), Víctor Jara se convirtió en un referente internacional de la canción reivindicativa y de cantautor.
Fue torturado y asesinado en el antiguo Estadio Chile (actualmente Estadio Víctor Jara) por las fuerzas represivas de la dictadura de Augusto Pinochet, que derrocó al gobierno de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.
TORTURA Y ASESINATO
El Golpe de Estado del general Augusto Pinochet contra el presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de ese año lo sorprende en la Universidad Técnica del Estado, y es detenido junto a profesores y alumnos. Lo llevan al Estadio Chile, donde permanece detenido varios días. Según numerosos testimonios, lo torturan durante horas, le golpean las manos hasta rompérselas con la culata de un revólver y finalmente lo acribillan el día 16 de septiembre.
El cuerpo es encontrado el día 19 del mismo mes. Víctor Jara que también vino a cantar Perú en la época del Presidente Juan Velasco Alvarado. Fue un destacado militante del Partido Comunista de Chile, siendo miembro del comité central de las Juventudes Comunistas de Chile hasta el momento de su asesinato. Preso y martirizado Víctor que cantó y sintió “te recuerdo Amanda” cayó con las balas de Pinochet.
Su último canto, poema, proclama y testimonio estando preso, dice así con los números que también alimentan las expiraciones:
Somos cinco mil aquí. En esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil. ¿Cuántos somos en totalen las ciudades y en todo el país?
Somos aquí diez mil manosque siembran y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidadcon hambre, frío, pánico, dolor, presión moral, terror y locura!
Seis de los nuestros se perdieronen el espacio de las estrellas.
Un muerto, un golpeado como jamás creí se podría golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores,
uno saltando al vacío, otro golpeándose la cabeza contra el muro,
pero todos con la mirada fija de la muerte.
¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo. ¿Es éste el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo?
En estas cuatro murallas sólo existeun número que no progresa.
Que lentamente querrá la muerte.
Pero de pronto me golpea la consciencia
y veo esta marea sin latido
y veo el pulso de las máquinasy los militares mostrando
su rostro de matrona lleno de dulzura.
¿Y Méjico, Cuba, y el mundo? ¡Qué griten esta ignominia!
Somos diez mil manos que no producen. ¿Cuántos somos en toda la patria?
La sangre del Compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente. Canto, que mal me sales
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto.
De verme entre tantos y tantos momentos del infinito
en que el silencio y el grito son las metas de este canto.
Lo que nunca vi, lo que he sentido y lo que siento
hará brotar el momento...
"que no caigan en la bajada ni en la subida del camino.
Que no encuentren obstáculos ni detrás ni delante de ellos, ni cosa que los golpee.
Concédele buenos caminos, hermosos caminos planos."
EL RECONOCIMIENTO DEL ASESINATO
En 1990 la Comisión de Verdad y Reconciliación determinó que Víctor Jara fue acribillado con 44 disparos el 16 de septiembre de 1973 en el Estadio Chile y que fue arrojado a unos matorrales en los alrededores del Cementerio Metropolitano, ubicado a orillas de la Carretera 5 Sur.
Luego fue llevado a la morgue, donde le asignaron las siglas NN y donde más tarde sería identificado por su esposa, la coreógrafa inglesa Joan Turner. Sus restos descansan en el Cementerio General de Santiago de Chile.
Como homenaje a su memoria, a 30 años del golpe militar, en septiembre del 2003 se puso su nombre al hasta ese momento Estadio Chile. Para este creador y artista del Pueblo, los años de du recuerdo serán eternos y atemporales.
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Todos los derechos reservados © 2007 - 2009 - Julio Alberto Llanos Paredes
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