lunes, 25 de enero de 2010

El acoso a un poeta

Ernesto Cardenal

PRESIONADO POR LA CENSURA DEL GOBIERNO DE DANIEL ORTEGA, EL ESCRITOR NICARAGÜENSE CUMPLE 85 AÑOS ENTREGANDO NUEVOS POEMAS A LA IMPRENTA

El Comercio
Martes 19 de Enero del 2010

MANAGUA [DPA]. “A mí no me gusta hablar de mí, no me pregunte esas cosas”, responde el poeta frente a la grabadora, hastiado de que le pidan reflexiones de vida. Ernesto Cardenal, quien mañana 20 de enero cumplirá 85 años, prefiere hablar de las garzas y lagartijas que ha esculpido en madera o del nuevo libro de poemas escritos por niños con cáncer que presentará esta semana.

Se quita la boina negra y la pone sobre el escritorio en su despacho en la galería Casa de los Tres Mundos, en Managua, donde se exhiben libros de poesía y cuadros de artistas nicaragüenses. Su asistente, Luz Marina Acosta, entra a la oficina y escribe en una libreta sus teléfonos y correos electrónicos.

“Sí, mejor anote el correo de ella porque el mío está censurado por el gobierno”, señala el poeta. Acosta asiente. “Y también me sustrajeron mi computadora hace casi un año”, agrega.

Hace un año, desconocidos entraron a la Casa de los Tres Mundos y solo se llevaron la computadora de Cardenal, en la que guardaba sus documentos importantes. No robaron el televisor ni sus pinturas ni esculturas.

Con su típico atuendo de jeans, camisa blanca y sandalias de cuero, Cardenal se declara un perseguido político del gobierno de Daniel Ortega. El conflicto estalló hace casi dos años, cuando el sacerdote criticó en Paraguay a Ortega y a su influyente esposa, la poeta Rosario Murillo. Un juez local desempolvó entonces una querella por injurias entablada hace tiempo por un empresario alemán, y el autor de “Epigramas” fue obligado a pagar una multa de mil dólares.

Como se negó a hacerlo por considerarlo revancha política, el juez le congeló sus cuentas bancarias, incluyendo 2.500 dólares donados por un millonario nicaragüense para los talleres de poesía de niños con cáncer.

Rosario Murilllo, entretanto, arremetía contra los intelectuales de todo el mundo que se solidarizaban con Cardenal, como el uruguayo Eduardo Galeano, el argentino Juan Gelman o el portugués José Saramago.

Sin resolverse aún lo de las cuentas bancarias, en diciembre otro juez ordenó allanar el hotel Mancarrón, en la isla de Solentiname, cuya administración entregó a Nubia Arcia, ex empleada de Cardenal y esposa del alemán Inmanuel Zerger, el mismo de la demanda por injurias.

La propiedad pertenece a la Asociación para el Desarrollo de Solentiname (ADS), que Cardenal dirige y con la que gestiona fondos para financiar la educación secundaria de jóvenes de pocos recursos. “No sabemos en qué va a parar todo esto”, se lamenta el poeta.

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