miércoles, 13 de enero de 2010

La crisis lectora


La República
Jue, 08/01/2009
Por Manuel Burga

El 9 de diciembre pasado, en San Marcos, Esther Velarde Consoli, profesora de la Facultad de Educación, defendió con vigor, irreverencia y convicción una original tesis doctoral. Impresiona su título, dimensiones y propuesta. “Elaboración y aplicación de un Programa Metafonológico en niños (as) de 8 a 10 años en el Cercado del Callao”, sería su título abreviado. Tiene 240 páginas, más 189 correspondientes a su Programa Metafonológico. No la puedo discutir en profundidad, ni presentar en detalle, porque además no tengo la especialización necesaria. Sin embargo me animo a reseñarla porque el tema central que analiza afecta a una gran mayoría de peruanos y por el impacto que podría tener su propuesta pedagógica.

La lectura, sus inicios en los niños, es un tema fascinante a partir del cual se han construido enormes explicaciones, como las que encontramos en los estudios de Noam Chomsky y del soviético Lev Semionovich Vigotsky, pero también tiene que ver con las preocupaciones de los padres y las angustias de los niños. Pero aún más allá. Por ejemplo Brian Holmes, biógrafo de Herbert Spencer, solía decir que la diferencia entre John Stuart Mill y su biografiado era que mientras el primero a los 6 años y medio ya había escrito una breve historia de Roma, Spencer recién comenzó a leer a los 7 años. Este último no tuvo una educación cuidadosa en su niñez, pero con esfuerzo y dedicación se puso al nivel de Mill e incluso de Darwin, los tres grandes íconos del siglo XIX inglés.

Esta tesis ratifica que la capacidad lectora no está determinada por la inteligencia sino por otro tipo de factores externos al individuo. Todos podemos ser como Spencer y eso es una gran esperanza. Por eso hay que precisar qué se entiende por crisis lectora. No se trata solamente de que en nuestro país se lee muy poco o casi nada. Esther Velarde no parte estrictamente de este supuesto, sino de algo que es verdaderamente estructural o consustancial con nuestro país. La crisis que ella denuncia la conoce y también, de alguna manera, la ha hecho conocida –en una suerte de anodino mea culpa– el propio Ministerio de Educación.

El Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación, en 1997, analizó comparativamente los niveles de habilidad matemática y comprensión lectora en 13 países de AL y quedamos en antepenúltimo lugar. El año 2006, esta misma institución, realizó un nuevo estudio comparativo, pero esta vez incluyendo a 16 países de AL y volvimos a quedar en el mismo lugar, lo que nos invita a pensar que en casi 10 años no se había avanzado casi nada.

El año 2001, la OCDE financió la aplicación de la famosa medición PISA, en todos sus países miembros y cinco latinoamericanos. Se examinó la comprensión lectora en estudiantes de 15 años y quedamos en último lugar, Pero esto se vuelve aún más desgarrador cuando, como se dice en la tesis, investigadores peruanos como R. González Moreyra y R. Quesada, hace ya más de una década, detectaron que las deficiencias de la secundaria se arrastraban a la universidad. Entonces, podemos concluir que estamos verdaderamente frente a una crisis lectora enraizada en nuestro ser nacional y que no se trata solamente de una crisis coyuntural. La autora pone a prueba, con un trabajo experimental llevado a cabo en escuelas del Cercado del Callao, su Programa de Habilidades Metafonológicas que denomina “Jugando con los Sonidos” y exhibe resultados satisfactorios. Este programa busca incidir sobre la conciencia fonológica y la decodificación y comprensión lectoras. Tres áreas sobre las que hay que actuar para lograr que nuestros niños lean mejor y a más temprana edad.

Las investigaciones mencionadas, internacionales y nacionales, nos ponen ante la evidencia de que nuestros niños –en su gran mayoría– no comprenden lo que leen. Es decir son casi analfabetos funcionales, leen pero no entienden el mensaje. Se trata, según Esther Velarde, del fracaso del “Nuevo Enfoque” de aprendizaje que se aplica en nuestro país desde 1994. Frente a esta realidad ella propone un modelo sustentado en la Psicología Cognitiva y la Psicolingüística que deberá estar acompañado por un cambio en el Diseño Curricular a nivel de Inicial y primeros años de Primaria.

En realidad está cuestionando las bases teóricas y técnicas del actual modelo educativo nacional y señala que allí justamente, sumado a los demás condicionantes del proceso educativo, se encuentra la causalidad del fracaso actual. Entonces, por qué no abrir los ojos, por qué no cambiar, por qué no pensar que aquí también debemos ir más allá del espíritu empresarial y la mano invisible del mercado. No señores, lo que necesitamos es conocer lo que se hace en el mundo, necesitamos pedagogos, profesionales entendidos en la materia. Recordemos la lección de Herbert Spencer.

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