Trome
04 de septiembre de 2008
Por: El Búho
Este Búho recuerda que andaba con mi mochila y llevaba un libro para arriba y para abajo, el que leía con avidez toda la tarde en la soledad y la inmensidad del estadio de San Marcos: 'Crónicas y reportajes' de Gabriel García Márquez, que había salido en edición popular y de bolsillo de la editorial colombiana 'Oveja Negra'.
A inicios de los 80, el escritor colombiano ya había ganado el Nobel en el 82, y yo había leído algunas de sus novelas trascendentales, como 'Cien años de soledad' o 'El otoño del patriarca', pero no el trabajo que hizo en el diario 'El Espectador' de Cartagena, cuando era veinteañero y escribió 'cuando era joven, feliz e indocumentado'.
Ya en la cima del mundo literario, editó este libro donde reproducía sus mejores reportajes de juventud para ese diario. Eran crónicas de notable calidad. Ya se despuntaba el genial narrador que sería años después. Relatos sobre la bomba atómica de Hiroshima o la historia de 'La virgen La Marquesita' que atendía en un pueblito llamado 'La Sierpe', exorcismos, magia, misterios, eran los tópicos que un joven García Márquez impregnaba en sus escritos periodísticos. El estilo que luego plasmaría en la inmortal 'Cien años de soledad'.
El mismo 'Gabo' nunca olvidó sus épocas de periodista. Es más, hoy, viejo, preside una fundación llamada 'Nuevo periodismo' que impulsa la formación y la difusión de cronistas jóvenes en el mundo de habla hispana. En Monterrey, donde se entregaron los premios anuales, 'Gabo' rompió su silencio y dio una definición del oficio que ejercemos: 'Se sufre, pero no hay mejor oficio que el periodismo', pero añadió que 'sufre como un perro' cuando lee algunos diarios. Responsabilizó a las exigentes horas de 'cierre de edición' de darles poco tiempo para pensar y recrear mejor sus notas: 'los medios no les dan tiempo suficiente a los periodistas. Cerraron a las seis, cuando debieron cerrar a las nueve de la noche', explicó. Sin embargo, dijo 'la escritura tiene una gran ventaja sobre la TV o radio'. 'Escribir sale del alma, los otros son aparatos, máquinas'. Finalizó, señalando que los periodistas de antes sufrían mucho por la precariedad de las máquinas 'y nos daba tiempo para pensar un poquito... y como sufríamos tanto, nos emborrachábamos todas las noches'. Si lo dice 'Gabo', ¡¡salud!! Apago el televisor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario