Gracias a la ira
La República
Dom, 25/10/2009
Por Eloy Jáuregui
Un intelectual, aquí o acullá, es un ser desechable. Biodegradable le dicen ahora. En el Perú es mucho más, y desde siempre. Un microempresario de lencería de cuy es más importante. Un minero igual. Y está bien. El sempiterno llanto nacional opera tanto para el quejudo o el conchudo. La frase patriótica es el “¡ayayay!”. De ahí que habitamos en la patria de los “ayayeros”. El sobón, ese PBI del Estado-Nación, conduce 4x4 y paga con tarjeta. Tiene esposa, amante y trampa. Es formal, informal y delincuente. Pero asiste a CADE de los emprendedores, va a misa y tiene casa en “Eisha”. Lo admiran en el clan y en el feudo. Es un triunfador.
Al intelectual no. Palo con él. Que sufra por cojudo. Para qué abstrae de la cosa nacional. Para qué mete su nariz. Para qué lee. Para qué escribe. Para qué publica. Para qué expone. Entonces, encebóllenlo, que se atolle. Pásalo por la Sunat. Dale de su Snip. Ábrele proceso. Vigila su CTS. Rómpele el secreto bancario. Jódelo con la Contraloría. Es un Estado perverso y converso. Siniestro y desalmado. Destruye la inteligencia y alienta la estulticia. Con el tiempo ha perfeccionado su artefacto de exterminio. Silenciar al lúcido. Eso les pasó a Vallejo y a Carlos Oquendo de Amat. A Basadre y a Flores Galindo. Con ello mataron a Mariátegui y a Arguedas. Y con ese método quieren eliminar al Dr. Hugo Neira, un peruano ilustre, uno de los seis mejores escritores de ensayo en lengua castellana, como fue distinguido en Weimar por un jurado internacional en el 2003. Y sabe demasiado, dicen los del palo encebado. Y es discípulo de Raúl Porras, chillan los obtusos. Y por 27 años ha sido profesor titular en Francia, vociferan los imbéciles.
Desde que en agosto del 2006 asumió la dirección de la Biblioteca Nacional del Perú, Neira, con un presupuesto exiguo, no hace más que aplicar la audacia juiciosa para un trabajo asombroso. Cultura y educación para el Perú. Eso. Y ha publicado 20 libros de peruanos. Ese “Sueño y pasión por el Perú”, con textos de Vargas Llosa y hasta del padre Gustavo Gutiérrez, con viñetas de Humareda y también de Szyszlo. Todos del Perú con una luminosidad a arquetipo vivo. Y tengo en mis manos la revista “Libros & Artes” que ya llegó a su número 35. Qué lujo, por Dios. Como lo fue “Amaru” de Westphalen o “Cultura y pueblo” de José María. Y ahora el Dr. Neira me está confesando que se marcha de la Biblioteca Nacional. Que deja ese sueño y esa pasión. Y me lo dice con una tristeza sobrecogedora y con una furia estremecedora. Que ya lo hartaron. Que esa administración pública, despótica e inhumana le ha tasajeado el ánimo y descorazonado el fundillo.
Y mándelos a la mierda, Neira. Que este Estado latente de gamonales y sátrapas, curas y burócratas no le toque el espolón. Porque ahora entiendo la ira de González Prada. Como el hartazgo de Túpac Amaru y Juan Santos Atahualpa, y el arrebato de Rumi-Maqui y Atusparia. Insurrectos y rebeldes contra una maquinaria opresora que sigue operando a nombre de la modernidad, la inversión y la globalización. Qué tal lisura. Si el Perú es una contradicción neurótica, el Estado mata a sus intelectuales para preservar ese orden nocivo. Pero a Neira, no podrán matarlo. Lo juro.
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